viernes, 13 de julio de 2012


Llamar al portón del tiempo perdido…Adiós a la casa de Cuesta Blanca


Un amigo me decía hace años que la vida es una especie de azar conjurado. El mismo día que encontré las fotos de la despedida familiar de la casa de Cuesta Blanca (Córdoba, Argentina), leí, más tarde, un artículo de mi escritor favorito http://www.blogenriquevilamatas.com/por-el-dolor-de-llamar/ sobre el dolor de llamar al portón del tiempo perdido y ver que  nadie responde, cuando se pone a recordar a un amigo escritor que ya no está.

La casa de Cuesta Blanca se me ha convertido de pronto en ese amigo muerto, en esas palabras que llegan con retraso, en ese dolor de llamar y no ser escuchado.
Veo las fotos de esa tarde que parece fría pero clara, como si el aire y la luz acompañaran, benevolentes, el adiós a la casa de mi madre.
Quizá, como dice Vila-Matas, el tiempo perdido no existe y la casa que lo habita aún queda en pie, en algún lugar del tiempo, aunque ya sea otra casa y otro tiempo,  y los recuerdos que la habitan nos sean cada vez más remotos.

Por la noche, el azar siguió conjurando y leyendo (la literatura, por suerte, nos pone a salvo de lo peor de la nostalgia) distraídamente el periódico, me encontré con la frase de otro inmenso escritor: “Ayer no terminará sino mañana y mañana comenzó hace diez mil años” (Faulkner), o sea, somos el resultado de miles de generaciones, las cosas que nos pasan, las alegrías y las tristezas, todo viene de hace tanto tiempo, somos el azar y la determinación de una urdimbre muy antigua. Me gusta pensar que la despedida de la casa de mi madre quedará así prendida en el tiempo, formando parte de ese tiempo antiguo que nos forma y nos da carácter,  y también el temperamento, los sueños, las frustraciones, y el dolor de las despedidas.



6 comentarios:

  1. El día lunes siguiente a la despedida había subido este escrito al blog... se ve que algo hice mal porque no lo veo... bueno ahi va

    Despedida
    Las despedidas NO son fáciles (vaya novedad!) pero cuando se trata de recuerdos muy vívidos, lugares comunes, experiencias compartidas, certezas de tiempo pasado, seres queridos que ya no están ni estarán; se hace doblemente difícil.
    El domingo nos despedimos de la casa de cuesta blanca, la casa de la Titi, en un día esplendoroso de sol, entre asado, vino, risas y gastadas. Luego tocó vaciar muebles, remover cajones, repartir adornos, cuadros, de todo un poco. El aspecto del jardín atestado de muebles, frazadas, repisas, mesas, sillas, etc. era desolador.
    Luego, mientras esperábamos el camión de la mudanza, nos sentamos en la galería a contemplar un hermoso atardecer, como tantos otros vistos, y no pude evitar al ver el pino rastrero, recordar la poesía de la Ale y ahí ya no pude aguantar y las lágrimas salieron sin parar, abrazada con ella y con Lucía, y después con la Cami y la Manu…Cuantos recuerdos!! Y ahí estaba la Titi caminando dificultosamente entre las piedras, o tomándose su tecito de la tarde, o protestando por las toallas y mallas a la entrada!! Pero también estaban mis hijos, mis sobrinos, jugando, riendo o peleándose. O con mis hermanos hablando todos a los gritos tratando de hacernos escuchar, todos en dulce montón! Y en 26 años … es mucha la historia que se acumula en familia y con las amigas más queridas!
    Finalmente el camión de la mudanza llegó, no había más excusas para demorar la partida. Y ahí ya entre lágrimas y risas, nos fuimos despidiendo uno del otro, subiendo a nuestros respectivos autos, y mirar por última vez cerrarse la tranquera.
    Ahora toca dar vuelta la página. Y que esta tristeza de a poco se vaya yendo… y continuar con nuestra cotidianeidad y nuestros afectos y nuestros proyectos…

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  2. mamá, si está lo mismo que subiste, lo pusiste como coment en el post de "los visitantes" y allí sigue estando.

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  3. Qué bueno que retomases tu blog acompañada de tan ilustres "escribientes" unos de la familia de sangre y otros de la metaliteraria.

    Me quedo con la frase de Faulkner..., nos vimos ayer y mañana espero de nuevo tus palabras.

    Un enorme beso Euge

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  4. que no, que sí, que no sé...
    a pedido de la dueña de casa subo un texto mío que surgió el fin de semana anterior al domingo de sol del que aquí se habla, cuando fui con amigos a decirle adios a la casa y a todo lo que implica. Fue un sábado frío y apurado, prendidos a la estufa después de juntar leña tomando un vinito, recordando, mirando las cosas como se mira cuando se sabe que ya se están yendo. Pues aquí va entonces, sin ninguna pretensión, más que seguir este cruce de palabras...

    el arte de perder
    ya fue escrito muchas veces
    ahí están el poema de Bishop
    y el libro de Rosenberg
    que si no los leyeron
    búsquenlos
    yo de aquí me llevo
    una silla pequeña
    que me sostuvo hasta los seis
    una hamaca paraguaya
    que traje de regalo de algún viaje
    y el atardecer,
    ese último saltito del sol
    detrás de la montaña
    que vos me enseñaste a mirar
    maravillada
    y que hoy no supimos sostener
    ya no la propiedad, la economía,
    la sucesión, la herencia ni los sueños
    sino este suelo de piedra
    la casa del cuis
    la abelia florecida
    los jazmines en el cerco
    el aguaribay que amenaza la pared del baño
    el eucalipus partido por un rayo
    y ese rincón, ahí, donde se acumulaba
    el morado del prunus,
    la curva de los perros y de los zorros
    que son el límite
    de lo que ya no es nuestro
    de lo que ya no somos
    pero que permanece

    porque si la patria es la infancia, hoy
    me quedo sin parte de mi tierra
    porque a la infancia no se vuelve
    pero nunca nos deja

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  5. Al final me hacen entrar aca para llorar. Fue muy duro la despedida. Ver pasar las vacaciones en familia, los asados de multitudes, la casa llena con toda la familia y colchones tirados por todos lados. Y la Titi. Despues de mas grande los amigos del cole, de la facu, los chicos de icho cruz, la novia. Creo que la mayoria de los mejores momentos de mi vida pasaron por ahi.GraciasTiti, gracias viejos, gracias tios y primos. Gracias a la casa de Cuesta Balnca

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  6. Hace unos dìas escribi unas palabras pero eran tan tristes y yo estaba tan conmocionada que desisti. Ahora el tiempo va haciendo lo suyo... Tanto vivido en Cuesta Blanca con la Titi, Carlos, hermanos, sobrinos, cuñados, amigos queridos y cercanos en una època, es un pedazo muy grande de mi historia que me identifica y me conforma, recuerdos que estaràn siempre... el color de las montañas y los pinos, el pino rastrero y Lena, las flores amarillas de la retama,el aguaribay con sus raices cada vez màs grandes y fuertes,la espera en los escalones de la entrada, el quincho con sus gritos y risas lejanas, la terrazita de la galerìa, el camino al rìo, la playita del tanque, recuerdos que son mìos y nadie, ningùn intruso podrà borrar. Aunque ahora la casa de la Titi, sigue estando con gente extraña que la habita, y camina y juega en el jardìn , hay una parte de ella, que siempre quedarà en nosotros y nunca nos dejarà.

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